El Caribe se queda sin cocos

El Caribe se está quedando sin uno de sus productos más emblemáticos en el peor momento posible: el coco.

Hace dos décadas, la demanda internacional declinaba al advertir los médicos que los aceites tropicales podían elevar los niveles de colesterol, pero en la actualidad, la leche de coco se vende como alternativa saludable a la leche de vaca y es un ingrediente básico de la cocina paleo, que adoran quienes practican CrossFit. Hasta la corteza de la fruta resultó ser útil como relleno de asientos de autos.

Consumidores de todo el mundo buscan al coco, desde la cadena de cafeterías Starbucks que quiere la leche de la fruta tropical para sus batidos, hasta la cantante  Rihanna quien promueve el agua de coco como bebida deportiva y el precio del aceite de coco que ha subido más de 50 por ciento en los últimos 12 meses.

Sin embargo, una serie de factores naturales y de falta de responsabilidad de los productores, están provocando que desaparezcan las plantaciones de coco en el caribe.

Por un lado, tormentas, sequías y la enfermedad conocida como amarillamiento letal que transmiten insectos, y por el otros

productores que no han invertido en nuevos árboles ni en fertilizantes para mejorar los rendimientos.

Así, puede decirse que a este ritmo el Caribe se está quedando sin cocos, aseguró Compton Paul, coordinador de un programa regional de cocos del Instituto de Desarrollo e Investigación Agrícola del Caribe, con sede en Trinidad.

Por ejemplo, en la costa norte de República Dominicana, la producción ha declinado alrededor de 60 por ciento en dos décadas, según la asociación local de productores y, además, muchos de los frutos que se cosechan no tienen una calidad aceptable.

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