Peligra la exportación de mango en Ixhuatán, Oaxaca

La situación es cuando menos preocupante. Los 12 socios de la empacadora Ixhuatán tienen tres meses para reparar los daños que ocasionó el sismo del 7 de septiembre pasado en las instalaciones.

Son tres millones 500 mil pesos lo que necesitan reunir para reparar oficinas administrativas, sanitarios y comedor. Todo tiene que volver a estar en óptimas condiciones el 15 de enero.

De no lograrlo, la empacadora incumpliría con las normas fitosanitarias y con el proceso de certificación que, antes de cada cosecha, realiza el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA).

Si el mango que ahora crece en los huertos no se exporta, habría sobreproducción, a falta de mercado local y nacional.

San Francisco Ixhuatán, junto con Santo Domingo Zanatepec, Reforma de Pineda, San Pedro Tapanatepec y Chuahuites son los cinco municipios de la zona oriente del Istmo de Tehuantepec que conforman la capital del mango en Oaxaca.

En esa zona existen diez empacadoras, en cuatro de ellas el sismo del 7 de septiembre dejó afectaciones, dos se localizan en Chahuites, otra en Tapanatepec y la más dañada en Ixhuatán.

Los principales daños de la empacadora Ixhuatán, operada por una sociedad de producción rural de nombre El Tabernal, se encuentran en sus oficinas, sanitarios y comedor, pero son esas dos últimas áreas las que deben ser reparadas de inmediato.

“Si no contamos con sanitarios y comedor, simplemente las empresas importadoras y el mismo Gobierno mexicano no certifica a la empacadora como idónea para exportar”, expresa con preocupación el presidente del Consejo Oaxaqueño del Sistema Producto Mango A. C., Roberto Nivón Velásquez.

El comedor de los empleados se improvisó como oficina, ahí se han apilado documentos y amontonado muebles que pudieron rescatar del pequeño edificio continuo, resquebrajado y de donde han desmontado ventanas y puertas.

De la empacadora aún no determinan si hay daños en la maquinaria. Hace falta verificar el funcionamiento de los cuartos fríos, la lavadora de frutas, las tinas para tratamiento hidrotérmico y la grúa viajera, pero se carece de luz. El transformador no se ha podido activar.

Las repercusiones de los daños que ocasionó el sismo no se ven en este momento porque la fruta aún no brota. Si en estas condiciones tuviera que empezar la cosecha, el resultado es claro: “se nos quedaría el mango y la gente sin trabajo”.

En menor proporción hay afectaciones en los caminos rurales o cosecheros que comunican a las plantaciones y en parte, en la infraestructura que se tienen en los huertos, como las bodegas, los sanitarios y las planchas para la preparación de mezclas o el comedor, pero son eso, daños mínimos.

Por falta de energía eléctrica es imposible probar el funcionamiento del equipo y maquinaria. FOTO: Mario Jiménez.

Al igual que otros 40 municipios de la región del Istmo, la estructura física de todo Ixhuatán fue cimbrada o se tambalea de alguna manera. Las afectaciones en viviendas son por mucho, superiores a los daños en la empacadora, pero el comparativo de las repercusiones es a la inversa.

Si la empacadora no funciona como antes del 7 de septiembre, o lo que es peor, no vuelve a exportar, el efecto alcanzará a toda la población, impactando directamente en la economía, tan necesaria en un proceso de reconstrucción que no tiene de dónde sostenerse.

El propio subsecretario de Agricultura, Jorge Armando Narváez Narváez visitó en días pasados la empacadora y conoce la situación, pero eso de casi nada ha servido.

El problema “es que en estos momentos todas las ventanillas de la Sagarpa (Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación) están cerradas”.

Una primera propuesta que existe es que Financiera Nacional de Desarollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero pueda otorgar un crédito a los socios de la empacadora “para poder hacer la reactivación”.

Nivón Velásquez asume un discurso optimista: “Tenemos que echarle ganas”, dice y trata de ver como una señal positiva que este municipio pueda ser en próximos días el punto de encuentro de autoridades de Sagarpa y el Fideicomiso de Riesgo Compartido (Firco).

Dos proyectos están en cartera: la reactivación de las cuatro empacadoras afectadas por los sismos de septiembre pasado y el control de la mosca de la fruta de mango, con la construcción y equipamiento de un laboratorio para maduración, empaque y liberación de moscas estériles.

Los tres meses que faltan para el inicio de la temporada de cosecha da una tregua natural para reponerse de los daños e impedir que el desastre alcance la actividad productiva que para el próximo ciclo generaría una derrama superior a los mil 400 millones de pesos.

De las reparaciones dependen 300 empleos directos y dos mil indirectos. Para mediados de enero se espera empezar a cosechar tres mil toneladas de mango. No hay otra salida: La empacadora debe estar rehabilitada a más tardar en tres meses. (NADIA ALTAMIRANO. NVINOTICIAS)

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