Nace una novedosa agroindustria alimentaria en Yucatán

El pasado 29 de agosto en Merida, Yucatán, se inauguró la primera empresa agroindustrial alimentaria nacional basada en un árbol del trópico mexicano, el ramón. Esta innovación en el campo de los alimentos, resalta por no ser más de lo mismo, esto es, apoyará la seguridad alimentaria con diferentes productos del sector forestal. La empresa nace como un modelo que puede ser un prototipo clave para generar riqueza y que en serio podría impactar significativamente el desarrollo rural.

La apertura de la planta es de la empresa agroindustrial Kishur que se especializará en productos derivados del árbol ojoche, capono, u otros nombres con el que también se conoce al ramón y que científicamente se denomina Brosimum.

La planta se edificó en el parque científico tecnológico de Yucatán y es producto del establecimiento de lo que se conoce como una empresa de base tecnológica que impulsaron académicos del centro de investigación científica de Yucatán (CICY). Jóvenes emprendedores en el año 2015 decidieron con base en toda la información disponible sobre este árbol de la selva del trópico mexicano, tomar el riesgo de innovar la producción de alimentos con base en el conocimiento popular de que productos de este árbol eran consumidos por los mayas y otras etnias mesoamericanas desde hace varios siglos.

Esta empresa agroalimentaria se formó después de que el 4 de diciembre del 2015 en un taller apoyado por el Foro Consultivo de Ciencias y con el aval de la Academia Mexicana de Ciencias y el apoyo del gobierno del estado de Yucatán, se planteó que habría que innovar la producción de alimentos integrando por primera vez el sector forestal de la selva del trópico mexicano utilizando al árbol del ramon como proyecto bandera.

La propuesta fue impulsada posteriormente como política de estado y se ha favorecido la plantación de este árbol en los programas de reforestación y restauración estatal.

El ramón es un árbol ampliamente conocido por los habitantes de la península y al menos en el último siglo se ha popularizado que el follaje sea utilizado como forraje para alimentación del ganado vacuno, caballar, etc., que se da principalmente durante el largo periodo de estío de esta región del país. El señalamiento de ponerle atención a este árbol para la alimentación no es nuevo. Instituciones como el desaparecido INIREB en la década de los 1980 dedicaron escritos para resaltar que este árbol debía ser básico en la política forestal y demostraron lo que la academia de ciencias de los Estados Unidos desde 1975 había definido como una de las especies con gran potencial que estaba subutilizada. Hay además otros ejemplos, como el que ha impulsado una ONG en Centroamérica, que se ha especializado en la recolección de estas semillas con fines alimenticios, y hay otros numerosos ejemplos en nuestro país que señalan su consumo como alimento en la huasteca hidalguense o en la elaboración de café en Jalisco y Nayarit.

La planta producirá a partir de la semilla del árbol, harina que se ha demostrado por los análisis de laboratorio que es orgánica, sin gluten, con alto contenido de fibra, minerales, vitaminas y antioxidantes. También elaborará un granulado fino sustituto del café del que se anota que tiene un sabor suficientemente agradable al paladar y que por supuesto no contiene cafeína y de las hojas del follaje se prepararán infusiones que tienen un novedoso sabor, amén de que se sabe que tiene efectos benéficos para curar el asma y otros males, según la herbolaria maya que ha utilizado las hojas del ramón desde hace varios siglos. Estos productos se han empezado a comercializar utilizando varios nombres, pero resalta el de Maya Óxx, que es una marca registrada que integra el nombre maya del ramón que es precisamente óxx. La empresa vende sus productos en tiendas especializadas en Mérida, en la ciudad de México y el sustituto del café se ha estado exportando vía compradores a Estados Unidos principalmente. Además, produce galletas y bebidas, que han sido bienvenidas por el sector social. Productos como los que se señalan se fabrican en forma artesanal en diferentes partes de la región maya y se comercializan en ferias locales.

La empresa queda enmarcada dentro del movimiento “producción de alimentos sin dañar el ambiente” que han propuestos algunos académicos del CICY. La materia prima que son las semillas, se colectan en quince centros de acopio que ha establecido la empresa en Campeche, Quintana Roo y Yucatán, en donde se encuentran poblaciones de este árbol dentro de la selva tropical.

La familia recolectora de semillas que está anexa a los centros de acopio, pertenecen a grupos definidos como de pobreza extrema, lo que permite a este modelo atender dicho problema social de manera paralela, dado que la empresa paga el kilo de semillas recolectadas al mismo precio que se paga por el kilogramo de maíz.

Se ha invitado a considerar el presente modelo de recolección de semillas, como una propuesta que podría crear miles de empleos para mexicanos del trópico mexicano que viven en pobreza extrema. Seguramente hablaré en una segunda entrega de este modelo de crear empleos con una inversión mucho muy inferior al que se le asignó al proyecto de Sembrando Vida.

Esta empresa de base tecnológica es un buen ejemplo de política transexenal, la ciencia cuando es suficientemente convincente es apoyada por el estado cuando puede demostrar su prospectiva para el bienestar social.  Este ejemplo aunado al que permitió al gobierno de Yucatán establecer la primera reserva hidrogeológica del país para proteger la zona de recarga del acuífero peninsular, son parte del modelo Yucatán de apostarle a la ciencia como palanca del desarrollo.

Esperemos que la historia de la ciencia de este país los reconozca e integre en su registro. Se debe felicitar y resaltar el compromiso del gobernador del estado y de su secretario de investigación científica, por su apoyo a este proyecto que seguramente aportará beneficios a la economía y al sector agroalimentario del país y al CICY, que en su 40 aniversario ha impulsado, con ejemplos como el que se reseña en el presente escrito la importancia de la ciencia para el bienestar social. (ALFONSO LARQUÉ SAAVEDRA. CRÓNICA)

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