Mercado negro, amenaza para la totoaba

El buche de la totoaba es muy codiciado en China, ya que le atribuyen capacidades afrodisíacas y medicinales, es por ello que este pez sufre desde hace décadas la pesca furtiva.

Esta actividad ilegal amenaza también con acabar con otra especie única en el mundo, la vaquita marina, un cetáceo del que se sospecha que quedan ya menos de 40 de ejemplares.

Endémica del Alto Golfo de California, la totoaba no tiene una apariencia especialmente atractiva, perteneciente a la familia de las curvinas y carnívora, puede llegar a medir hasta dos metros, pesar 100 kilos y vivir más de 20 años.

Su atractivo radica en que el mercado chino paga muy bien por la vejiga natatoria –el buche- que es un órgano interno que estos animales utilizan para regular su flotabilidad.

En el país asiático se cree que la vejiga natatoria de un pez llamado “bahaba”, cocinada en una sopa, tiene cualidades afrodisíacas, medicinales y regenerativas. Ante la casi extinción de éste, se fijaron en la totoaba, que dicen tiene las mismas propiedades: da mayor potencia sexual, disminuye el colesterol, mejora la circulación, rejuvenece la piel y otorga longevidad a quien la consume.

Su pesca en las costas mexicanas se remonta a décadas atrás, y el impacto ha sido evidente. En 1942 se podían obtener hasta 2 mil 270 toneladas al año, y ya en 1975 e llegó a sólo 59 toneladas.

En 1975 se declaró la veda permanente del pez, y un año más tarde apareció en el listado de especies amenazadas y en peligro de extinción de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).

Adicionalmente, en 1993 se decretó la “Reserva de la Biosfera del Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado”, instaurándose la veda total e indefinida de caza y captura de totoaba y vaquita marina.

No obstante, según cifras de la Secretaría de Marina, desde enero de 2013 hasta mayo del 2014 se habían decomisado más de 17 toneladas de totoaba.

Sea Shepherd es una organización ambientalista que trabaja desde 2015 en la zona y que, junto con la Semar, realiza patrullajes en busca de cazadores furtivos.

“Pescan la totoaba, cogen la vejiga natatoria y tiran toda la carne al mar, se encuentran totoabas muertas por todas las playas, flotando en el agua”, lamentó Oona Layolle, directora de operaciones de barcos para el Alto Golfo de California de la citada organización.

Sin embargo, la pesca de totoaba supone el sustento principal de muchos habitantes de pueblos de pescadores de la zona, como San Felipe o Puerto Peñasco, aunque tampoco los enriquece, ya que los intermediarios asiáticos les pagan por un kilo de vejiga o buche entre 500 a 2 mil dólares, un precio que contrasta con los 60 mil  dólares que puede alcanzar en el mercado negro.

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