La visión de las mujeres, fundamental en la ciencia aplicada al campo

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que, si las mujeres agricultoras tuvieran el mismo acceso a los recursos que los hombres —no solo tenencia de la tierra y financiamiento, sino también conocimientos— la cantidad de personas que padecerían de hambre en el mundo se reduciría hasta en 150 millones.

La brecha de género no solo se encuentra en el campo o en el ámbito de la vida cotidiana, también alcanza a la ciencia. En la actualidad, menos del 30% de los investigadores en todo el mundo son mujeres. Sin embargo, muchas de ellas trabajan incansablemente por mejorar las condiciones de vida de otras mujeres en diversos espacios, incluido el campo.

La doctora Natalia Palacios Rojas, por ejemplo, es una científica del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) que, a través de su experticia en calidad de maíz, está contribuyendo a impulsar la transferencia de la técnica de la nixtamalización en Kenia, país africano donde este grano es el de mayor consumo entre la población y donde las mujeres están encontrando en dicha técnica una herramienta fundamental para la nutrición, la salud y la seguridad alimentaria de sus familias.

“Las mujeres en la agricultura tenemos un rol muy importante: tenemos participación en todos los ámbitos de la agricultura, desde el trabajo en campo, el trabajo de la tierra, hasta la preparación y la transformación de esos productos de la tierra en alimentos. También en la investigación tenemos un papel clave. En el CIMMMYT, por ejemplo, hay genetistas, mejoradoras, científicas de datos, patólogas, biólogas moleculares. Hay una representación significativa de mujeres y eso ha ido aumentando en nuestra institución”, comenta la doctora Palacios.

“Yo trabajo en el área de calidad de maíz, tanto calidad nutricional como calidad industrial para asegurar o monitorear que todos los materiales que se siembren reúnan las características nutricionales y tecnológicas para ser transformados en alimentos nutritivos para la población”, comenta la especialista quien además colabora para diversos proyectos de producción sustentable de maíz en México y otros países.

Con respecto a la necesidad social de fomentar vocaciones científicas en mujeres y niñas, la doctora Natalia comenta que “entre más diversidad haya en cualquier ámbito, y especialmente en la ciencia, habrá mayor capacidad de integrar diferentes conocimientos, puntos de vista y experiencias. Por eso, la visión de las mujeres es muy valiosa porque contribuye a una mejor ciencia o a una ciencia más adaptada a los problemas locales que se estén generando”.

“A pesar de que el número de mujeres en la ciencia ha aumentado a través de los años, es importante que se siga incrementando y que cada vez haya más participación de las mujeres en papeles decisivos. Por eso hago una invitación a toda la comunidad, especialmente a las niñas y a las mujeres, para que fomenten ese sentido de la curiosidad, ese sentido de querer encontrar respuestas a todas las maravillas de la naturaleza, a las maravillas que se encuentran en la agricultura y que juntos aportemos a la resolución de los problemas de la sociedad”.

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