Trazabilidad: el pasaporte del camarón mexicano

Una norma de trazabilidad puede demostrar que México tiene la capacidad de impulsar un sector pesquero productivo y sustentable, que brinde empleos e ingresos a miles de familias.

Lo que temíamos que sucediera, sucedió. El pasado 30 de abril, el Departamento de Estado de Estados Unidos suspendió la certificación de México para exportar camarón a su país, al considerar que el programa de protección de tortugas marinas no es comparable con el implementado en ese país.

Cada año, el gobierno del país vecino certifica a las 40 naciones que exportan camarón, mediante visitas de oficiales de la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA), la autoridad que regula, entre otras cosas, la actividad pesquera federal. En su paso por México, detectaron numerosas embarcaciones que pescaban sin utilizar los dispositivos excluidores de tortugas (DETs), una herramienta necesaria para evitar que las tortugas marinas queden atrapadas en las redes de arrastre.

Desde 1987, Estados Unidos incorporó los DETs para proteger a estas especies. Dos años después ya eran un requisito para el camarón importado. Es decir, desde hace más de 30 años existen estas normas que algunas embarcaciones mexicanas siguen ignorando y que las autoridades no hacen cumplir.

El camarón es la joya de la corona para pescadores y acuicultores. Es el segundo producto de mayor volumen en el país y ocupa el primer lugar en exportaciones. Según cifras de la Unidad de Inteligencia Económica Global, perteneciente a la Secretaría de Economía, el valor comercial de la exportación de camarón a Estados Unidos es de 264 millones 558 mil 429 dólares, aproximadamente más de 5 mil millones de pesos.

La prohibición de vender a nuestro mayor socio comercial, y el comprador más importante de pescados y mariscos mexicanos, tiene repercusiones económicas de gran calado y efectos sociales para las miles de familias que viven de la pesca de camarón.

El gobierno mexicano está en negociaciones con Estados Unidos para recuperar la certificación lo antes posible. Para que esto suceda, México deberá utilizar los DETs en todas las embarcaciones camaroneras que utilizan redes de arrastre, sin importar si el producto se exporta o no.

La Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca) anunció, en un comunicado el 5 de mayo, el acuerdo con la autoridad estadounidense para seguir exportando camarón de ribera, es decir, camarón capturado con embarcaciones menores que no utilizan redes de arrastre.

Sin embargo, debe demostrar el origen del camarón a exportar y hoy eso es imposible. No contamos con un sistema para identificar el origen de los productos del mar, por lo que a pesar de que el gobierno mexicano haya alcanzado este acuerdo, no puede cumplir su parte.

Desde finales de 2019, Oceana forma parte de un grupo técnico de trabajo junto con miembros del sector pesquero, organizaciones de la sociedad civil y la Conapesca, para redactar un proyecto de norma de trazabilidad de productos pesqueros.

Esta norma permitirá conocer el recorrido de los productos, desde dónde fueron capturados, el permiso que ampara su captura, hasta el arte de pesca que fue utilizado. Hasta este momento, el proceso de aprobación de la norma no ha avanzado con la celeridad que el sector necesita y que hoy se ha hecho urgente para garantizar el sustento de miles de familias mexicanas que dependen de la pesca y exportación del camarón.

La tragedia del camarón es la punta del iceberg de lo que le espera a la pesca en México si no garantizamos un sistema que cumpla con los estándares que exigen los mercados más importantes para la exportación de pescados y mariscos: Estados Unidos, la Unión Europea, Japón y China.

Una norma de trazabilidad puede demostrar que México tiene la capacidad de impulsar un sector pesquero productivo y sustentable, que brinde empleos e ingresos a miles de familias mexicanas, mientras protege nuestros mares y las especies vulnerables que lo habitan.

Por eso hacemos un llamado al comisionado Octavio Almada Palafox a impulsar con mayor celeridad y proactividad la aprobación de la norma de trazabilidad, y realizar las inversiones públicas necesarias para que pueda ser implementada.

En sus manos está la conservación de las especies de tortugas marinas que habitan en nuestro país, pero también el futuro de un sector que da empleos, directa e indirectamente, a más de dos millones de personas. (Directora Ejecutiva de Oceana en México/ RENATA TERRAZAS. EL FINANCIERO.)

Deja un comentario