Digitalizando el campo para combatir el cambio climático

El incremento en la temperatura del planeta y sus consecuencias, como son los cambios en las condiciones productivas, en la accesibilidad y calidad de los recursos (agua, tierra) tienen efectos adversos en la producción agrícola. Si bien, cada vez los presenciamos más en las olas de calor, inundaciones constantes o sequías extremas, es necesario tomar conciencia sobre otras consecuencias como la pérdida de fertilidad en los suelos de hasta un 25% de las unidades de producción de maíz, que es el tercer cereal más consumido del mundo y, después del trigo y el arroz, es la base de la alimentación de muchos países.

Este efecto podría representar cambios en la alimentación de cada persona, haciendo que acceder a alimentos nutritivos derivados de este cultivo sea cada vez más complejo. Por lo tanto, es necesario realizar cambios en las técnicas agrícolas que además de mitigar el cambio climático garanticen la seguridad alimentaria que la sociedad requiere.

Los subsectores productivos mexicanos, en este sentido tienen un gran reto, pero también un papel esencial en el desarrollo nacional. Según el Informe de Expectativas Agroalimentarias 2022, emitido por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera en 2020, se registró una producción agrícola de 290.7 millones de toneladas mientras que en 2021 se obtuvieron 294.6 toneladas. Para 2022, se prevé un aumento del 1.9% con una producción esperada de 300.1 toneladas.

Este resultado marca un hito importante para el sector agroalimentario mexicano, ya que a pesar del panorama provocado por el COVID19 no ocurrió una desaceleración en la dinámica productiva agropecuaria y pesquera mexicana, lo cual refleja la esencialidad que estos sectores tienen para el desarrollo de la sociedad.

Sin embargo, para poder cumplir con la expectativa de 2022 es necesario incrementar la inversión en los suelos. Ante esta situación, la Asociación Nacional de Comercializadores de Fertilizantes indicó que en México sólo se fertiliza 35 por ciento de los suelos, un porcentaje bajo si lo comparamos con países como Brasil y EE. UU., lo cual, destaca las áreas de oportunidad del país.

La nutrición de los suelos no es el único desafío al que debe enfrentarse el sector agroalimentario. Por otro lado, nos enfrentamos a un incremento en la edad promedio del agricultor mexicano. En este sentido, es necesario fomentar un mayor interés en los jóvenes que puedan encontrar en el campo el recurso más poderoso para optimizar la salud humana y la sostenibilidad ambiental en la Tierra.

Ante estos desafíos, los miembros del sector tenemos la responsabilidad de brindar herramientas tecnológicas que fomenten la innovación agrícola en los jóvenes para cosechar una agricultura más inteligente y con ello garantizar un futuro alimentario positivo, tanto a nivel nacional como internacional.

La agricultura y los sistemas agroalimentarios tienen un rol fundamental en las economías de ALC, pues representan una importante fuente de ingresos, empleos y alimentos para la región y el mundo. Es por ello que, desde nuestra experiencia y compromiso con el campo ponemos al alcance de la mano de los productores herramientas tecnológicas como la app FarmGo que brinda precisión meteorológica hiperlocalizada de cada parcela, con lo cual, se otorga mayor información sobre cuándo y cuánto lloverá y para hacer una mejor gestión de este recurso.

También se cuenta con la app AtFarm con la que se puede tener un monitoreo especializado en los cultivos de los productores con el fin de identificar anomalías de crecimiento que pueden ser causadas por deficiencias de nutrientes, enfermedades, plagas o distanciamientos naturales como tormentas de granizo.

Un caso de éxito que resalta en el uso de esta app es el de un productor de Coahuila de Zaragoza y de su cultivo de ensilado de maíz, quien, al utilizar la herramienta, detectó la ubicación precisa de las anomalías que debían ser inspeccionadas con urgencia. Después de que se identificaron los puntos, se realizaron inspecciones presenciales en estos lugares y se tomaron medidas para resolver los problemas.

Gracias al monitoreo, el agricultor pudo confirmar que la respuesta de su cultivo fue más desigual con la urea y aún más en las áreas restringidas de agua. Esta información le permitió decidirse a implementar productos nitrogenados de alta tecnología sobre las áreas que necesitaba y lograr el objetivo de una mayor concentración de materia seca. Con esto, obtuvo un aumento de cuatro toneladas adicionales de materia seca por cada tonelada de forraje fresco.

Con este ejemplo podemos refrendar las ventajas de contar con herramientas tecnológicas en el campo, ya que mediante ellas es posible aprovechar de mejor manera los recursos, detectar anomalías en los cultivos y contribuir al desarrollo de una agricultura sostenible, reduciendo las emisiones de carbono y optimizando el consumo de agua.

Sin duda, el campo mexicano requiere de una digitalización 360 grados para garantizar la seguridad alimentaria mundial. Confiamos en que, con nuestro conocimiento, el talento mexicano y el fomento de participación de cada vez más jóvenes en ramo agrícola, podremos lograrlo y así abonar a la mitigación del cambio climático desde la producción de alimentos.

Fuente: Gilberto Macias- YARA

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