México cuenta con las condiciones adecuadas para el cultivo del higo. El higo no es una fruta cualquiera, de hecho no es una fruta sino una infrutescencia, pues en sentido estricto son flores invertidas. Cada higo contiene muchas flores y cada una de ellas produce un fruto llamado aquenio. Estos frutos son diminutos y contienen una semilla. Son los aquenios los que le dan al higo esta textura crujiente, es rico en fibra, minerales, antioxidantes y es gran fuente de energía además ayuda a reducir el colesterol.

En los últimos años ha aumentado el interés de cultivar higo en tierras mexicanas debido a la alta demanda nacional e internacional. Los estados que han apostado por este cultivo son Jalisco, Coahuila, Nuevo León, Guanajuato, Michoacán, Colima y Sinaloa.
A nivel mundial el higo se cultiva en aproximadamente 54 países, con una superficie cosechada (en 2018) de 218,729 hectáreas, un rendimiento promedio de 6.5 toneladas por hectárea y una producción mundial por arriba del millón de toneladas.

El higo es una planta adaptada y distribuida principalmente en climas cálidos, subtropicales y templados. Es tolerante a sequías, lo cual ofrece ventajas para su producción en muchas regiones de México (de hecho, crece en forma de poblaciones naturales en todo el territorio mexicano), aunque su cultivo a campo abierto se realiza en mayor parte en condiciones de temporal (habitualmente la temporada de recolección es de julio a septiembre).
En México contamos con las condiciones climáticas idóneas para este tipo de cultivo, por lo que existe un buen potencial para lograr que el higo sea un cultivo con gran impacto económico, considerando la demanda por parte del mercado estadounidense y europeo.
El abanico de opciones para integrar el higo en algún sistema de produccion de agricultura sustentable es variado, pudiendo adaptarlo a sistemas de autoconsumo para favorecer la nutrición familiar o a gran escala con sistemas orientados a la comercialización del fruto.

Fuente: Cimmyt